Para mitigar estos efectos no deseados, se sugiere una serie de medidas preventivas:

Planificación del trayecto: Optar por rutas con menos curvas y terrenos irregulares puede reducir la probabilidad de mareo en los niños. Además, planificar paradas frecuentes para descansar y estirar las piernas puede ayudar a restablecer el equilibrio sensorial.

Posición adecuada: Colocar a los niños en el asiento central del vehículo, donde el movimiento es menos perceptible, puede disminuir las sensaciones de mareo. En aviones y barcos, elegir asientos cerca del centro de la nave puede tener un efecto similar.

Evitar alimentos pesados: Antes y durante el viaje, es aconsejable evitar comidas pesadas y picantes, que pueden aumentar las probabilidades de malestar estomacal. En su lugar, optar por bocadillos ligeros y fáciles de digerir puede ayudar a mantener el equilibrio gastrointestinal.

Mantener la vista en el horizonte: Fomentar que los niños miren hacia el horizonte o puntos fijos en la distancia puede ayudar a sincronizar la información visual con la sensación de movimiento, reduciendo así el mareo.

Descanso y relajación: Promover actividades tranquilas durante el viaje, como escuchar música suave o jugar juegos de palabras, puede distraer a los niños y disminuir su susceptibilidad al mareo.

Para tratar los mareos en niños durante viajes largos, existen medicamentos específicamente formulados para su uso pediátrico, como DRAMAMINE® Jarabe Infantil . Estos medicamentos suelen estar disponibles en formas de tabletas masticables, gotas o jarabe, adaptados para la comodidad y seguridad de los más pequeños. Sin embargo, es fundamental consultar con un pediatra antes de administrar cualquier medicamento a un niño.