Las lecturas macroeconómicas rebosantes de optimismo que tratan de convencernos de que estamos bien, en nada reflejan la realidad que vivimos los mexicanos en lo cotidiano, especialmente en esta región, donde mantenemos una relación histórica con la moneda americana.

La semana pasada, integrantes de un panel conformado por Catedráticos del Departamento de Estudios Económicos del Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y representantes del sector empresarial, manifestaron que la economía local está correlacionada con la actividad de California a tal grado que el alza del dólar ha generado una grave afectación en la frontera, dado que el 70% de lo que se consume en Baja California es importado.

En nuestro sondeo, la tercera parte de los participantes indican que recortaron gasto en el supermercado: el abasto de los hogares tiene afectación directa, pues ni compramos lo mismo ni en las mismas cantidades.

Otro tercio de los participantes indican que recortaron el gasto en entretenimiento, lo que incluye todas aquellas actividades donde encajamos el tiempo de ocio. Menos derrama en este sector implica disminución de ingresos para muchas personas y el estancamiento de una gran cantidad de empresas que para mantener la competitividad (o simplemente para sobrevivir) deberán mejorar sus ofertas y disminuir sus expectativas.

Finalmente, la otra tercera parte de nuestros participantes señalan que es en el ahorro donde pusieron pausa. Definitivamente no es tiempo de guardar un poco para cosas grandes en futuro; sacar el mes, la semana, el día... mientras sobrevivimos con lo que hay, las declaraciones oficiales replicadas irresponsablemente por quienes deberían cuestionarlos suenan mas a insulto que a consuelo.