El proceso electoral que está por finalizar presentó numerosas novedades y quizá la más importante fue la presencia de candidatos independientes, que si bien se dio en todo el estado, fue en Ensenada donde un aspirante a la alcaldía sin el aval de un partido político logró la parte porcentual más alta de votos.

De nuestro sondeo se desprende que buena parte de las electores que habrían sentido atracción por Carlos Loyola, decidieron por el independiente Omar García y este hecho finalmente favoreció a la coalición encabezada por el PRI, aunque las acciones de Cesar Mancillas también resultaron determinantes para el fracaso de Acción Nacional.

De forma solitaria el PRI hubiera logrado poco... o nada.

Los cálculos realizados desde la presidencia nacional del tricolor, los que promovieron la coalición con los otros partidos, funcionaron solo de manera parcial en Baja California: la tercera parte del congreso y sólo dos de las cinco presidencias municipales no es precisamente un triunfo en las urnas, especialmente cuando la triste cosecha debe ser repartida con los otros partidos.

Lo interesantes es que en el caso de la otra alcaldía ganada por el PRI, la de Tecate, también se contó con la participación de un independiente destacado; el ganador logró solo poco más de mil votos que el candidato del PAN, mientras que el independiente quedó en tercer lugar con más de 4 mil votos.

Por paradójico que resulte, la división del electorado entre los partidos emergentes y la creciente presencia de los esfuerzos ciudadanos, a quien más beneficia es a los partidos que mantienen un fuerte voto duro.

Sin una figura ciudadana suficientemente fuerte, la próxima elección presidencial podría tener exactamente el mismo comportamiento.