Comentó que una de las inconformidades del turismo que visita la Ruta del Vino, es que cuando van a la vinícola de su conveniencia encuentran cerrado el lugar y no pueden comprar.

Las casas productoras deberían tener servicio una buena temporada porque hay visitantes que viajan de lejos exclusivamente para degustar vinos que probaron en su ciudad de origen, mencionó.

“Vienen buscando las vinícolas y resulta que pues está cerrada, porque pues no abren más que los domingos o los sábados, o si es en diciembre, enero y febrero, está cerrada ¡punto!. Lo que estamos haciendo es suplir eso con la cava que tenemos con capacidad de 3 mil botellas. Ahorita tenemos unas mil botellas de vino, de 30 productores y 100 etiquetas, nadie tiene esa capacidad instalada”, describió.

Los precios que les ofrecen en la boutique del Museo del Vino son más altos porque no es interés del consejo ser competencia de las vinícolas de la región, sino que las personas puedan llevarse una botella, o una caja; incluso dijo que hay negocios que solo abren seis meses años.

Cada semana, una vinícola dispone de un espacio en el museo para que presente su variedad de vinos a los visitantes, y de esa manera dar a conocer las marcas disponibles en la zona.