Lucía Barbosa Deveze, Subdirectora de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), precisó que, particularmente esta zona es afortunada al ser conservada por los mismos habitantes del lugar, además de ser un lugar “increíble” y digno de ser visitado.

Como parte de las actividades que se realizan en Bahía de los Ángeles, comentó Barbosa que este martes se llevaron a cabo dos reuniones, una del consejo asesor, con el que toda área natural protegida (ANP) por ley debe contar y que sirven como auxiliares, mismo que está compuesto por integrantes de la sociedad civil, organismos de educación superior, sectores pesqueros, comerciantes, y todos los actores que forman parte del ANP.

La segunda reunión, fue con un comité interinstitucional conformado por los encargados de la vigilancia de la zona, como Profepa, Conapesta, la Secretaría de Pesca del Gobierno del Estado, la PGR, e incluso organizaciones como Pronatura y la misma Conanp.

Resaltó la importancia de estas reuniones en las que se buscan soluciones para las diferentes problemáticas que pudieran exponer los integrantes de los consejos, “se trata de llegar a acuerdos comunes”, apuntó.

Esta zona, fue decretada como Área Natural Protegida en la categoría de Reserva de la Biósfera, el 5 de junio del 2007. Cuenta con una superficie de 387,956 hectáreas y con un rango altitudinal desde el nivel del mar hasta más de dos mil metros de profundidad en el Canal de Ballenas.

Lucía Barbosa, indicó que en el caso particular de esta reserva de la biósfera, fue la misma sociedad, los pescadores y las comunidades cercanas quienes propusieron que fuera reconocida como ANP, debido a los recursos naturales de los cuales dependían, “veían que no había un futuro para las próximas generaciones y entre ellos sus hijos”.

Fue entonces que impulsaron un primer exhorto, mismo que fue secundado por Pronatura en coordinación con la Conanp. “Es muy afortunada porque la misma comunidad sabe sobre los cuidados de sus recursos, que son de lo que viven”.

Tras ser nombrada como ANP, Barbosa señaló que aunque se tiene conocimiento de los recursos que se presentan en el sitio, se desconoce con certeza qué tan suficientes son las poblaciones de los mismos, como para ser aprovechados.

En recursos pesqueros, resaltó el aprovechamiento de sardina, cabrilla, pepino de mar, almeja generosa, Catarina, entre otros.

“Hay gente que viene a querer aprovechar los recursos sin permisos o en tiempo de veda, y eso molesta mucho a la gente local, porque ellos si respetan las zonas núcleo, las vedas. Ellos son muy consientes con los recursos y su aprovechamiento”.

En tanto a la fauna que, sin ser aprovechado pero que son parte importante de la reserva, hay poblaciones de lobo marino, pelícano pardo que tanto en Bahía de los Ángeles como en San Lorenzo representa una colonia productiva muy importante a nivel mundial. Así como el gallito del mar, que concentra el 95% de la población mundial.

Por otro lado, la flora que resalta en este lugar es el cardón, palo verde, ocotillo.

En la página oficial del ANP, indica que la vegetación dominante son, principalmente, algas. Siendo un “importante sitio de distribución de microalgas, algunas endémicas. Se encuentran 580 especies de macroalgas, muchas de ellas endémicas, además de 108 especies de algas rojas”.

Además, agregó Barbosa, se cuenta con la presencia del que es prácticamente considerado como símbolo del sitio, el Tiburón Ballena. Lo cual es como una “fortuna” debido a que se puede observar en pocas localidades, “es increíble”.

Este recorrido que realiza la especie, también es un factor de aprovechamiento sobre todo para el sector turístico. Incluso, apuntó que los mismos prestadores de servicios turísticos son consientes y que plantearon un código de conducta de buenas prácticas para los nadadores y otro para ellos mismos.

Este último, con reglas de cómo acercarse sin perturbar al tiburón ballena para que la experiencia sea grata para ambos, para el turista y para que la especie no lo identifique como algo traumático.

Finalmente, Lucía Barbosa expresó que es una zona privilegiada que vale la pena visitar para conocer los recursos que hay, siempre y cuando “tengan en mente que es un área natural protegida y que hay ciertas restricciones, pero las experiencias lo valen por las cualidades de la zona. Hay que mantenerla para que las siguientes generaciones también las puedan disfrutar”.