Las cuatro cobijas que le acababa de lavar su hija eran la razón por la que Antonio Rosales Pinedo un hombre de 70 años de edad, no quería dejar su propiedad, una casa hecha con trozos de madera y tarimas que eran su único patrimonio y que quedaron hechas cenizas al quemarse su casa la tarde de este jueves en la Colonia Granjas el Gallo.
El anciano explicó que se había quedado solo con lo que traía puesto y aun enojado reclamaba que los oficiales lo hubieran sacado antes de recuperar sus cosas.
Pero el Agente Tomás Arellano un policía que además de policía es abogado y responsable del equipo contra violencia familiar, explica como momentos antes cuando iban por la avenida Esmeralda en un recorrido de rutina, advirtieron una enorme hoguera a espaldas de la escuela de esa Colonia y llamaron a los bomberos mientras ellos mismos se acercaban para ayudar.
Al llegar, los vecinos les explicaron que había un viejito adentro y estos entraron para rescatarlo, pero Don Antonio no se quería salir.
Entonces por la fuerza fue sacado, pero intentó regresar sin que se lo permitieran. Sus nietos jugaban en la calle por lo que resultaron ilesos.
Uno de los vecinos se acercó a reclamar al anciano y a los policías el riesgo que veían venir desde hace mucho tiempo.
De acuerdo a la vecina de al lado, Alma Rosa Valera, Don Antonio acumulaba basura y desechos, había invadido su terreno con la vivienda de tres pisos hecha con pedazos de madera vieja, y desechos en el patio y las banquetas.
Pero no solo eso, cocinaba en un fogón afuera y al menos en tres ocasiones hubo conatos de incendio que los vecinos consiguieron apagar.
Lo habían reportado a policías, a C4, a bomberos, a Ecología del Estado y a Protección Civil, pero nadie los escuchó hasta este jueves cuando el fuego se convirtió en una gigantesca fogata visible desde casi cualquier lugar de la ciudad por ubicarse en una parte alta.
En el lugar había mucho material combustible, madera, tablones, cartón, sillones viejos y papel que en pocos minutos se convirtieron en una enorme pira y dejaron en cenizas todo el material.
Solo la casa de Don Antonio se quemó, se quedó sin nada, ni su acumulación de desechos de años, ni sus cobijas, las que dice que más le pueden porque hace mucho frío.