Aunque muchos han señalado al bicentenario como una oportunidad histórica de festejo para el fomento de la unidad nacional, el agravio viene en cuestiones de forma más que de fondo.

Un festejo…. de acuerdo. Es el fondo.

Pero ¿más de tres mil millones de pesos y el relajo que se armo con el decreto de los días de descanso? Cuestión de forma.

Cuando las cifras exceden nuestra realidad cotidiana vale la pena establecer una comparación que nos permita entender de que hablamos.

Seguramente usted sabe del proyecto inconcluso que es el libramiento que tanta falta le hace a la ciudad… el que empieza por El Sauzal, conecta con la carretera a Ojos Negros y finalmente se une a la carretera transpeninsular por la zona de San Carlos. Inconcluso por falta de recursos.

Pues bien… con lo que se gastó en el festejo del bicentenario pudieron haberse construido dos obras de esa magnitud… por desgracia para eso no hay dinero.

Hace muchos años, todavía siendo gobernador, Ernesto Ruffo comentaba que en política la forma es fondo.

¿Porqué festejar de esa manera cuando acarreamos un rezago tan importante en prácticamente todas las áreas de la administración pública?

Lo más probable es que semejante show no fuera para los mexicanos, sino para el resto del mundo.

Hasta el momento todas las acciones políticas llevan como etiqueta “El 2012”. La sucesión presidencial es el tema mas importante para todos los que viven de la política, excepto para uno… uno que se llama Felipe y se apellida Calderón Hinojosa.

¿Qué sigue después de ser Presidente de la República?

Carlos Salinas soñaba con estar al frente de la Organización Mundial del Comercio, cargo que se le frustró por el levantamiento en Chiapas, el asesinato de Colosio, el descubrimiento del hermano incómodo, la economía mexicana puesta con alfileres que derivó en devaluación y bueno, sígale usted con el recuento de aquel 1994.

El jueves pasado fueron muchas delegaciones militares de otros países las que marcharon por la ciudad de México.

Aviones, helicópteros, tanques y un discurso que insiste en el combate contra el narcotráfico.

Si como decía Ruffo, la forma es fondo, queda claro que el presidente ya tiene un siguiente objetivo: es probable que quiera convertirse en una especie de Eliot Ness con placa internacional, para continuar con su discurso de ustedes los malos y nosotros los buenos por algunos años más.