Dada la emergencia que se presentó por una fuga de cloro gas, bomberos de Tijuana no dudaron en enviar personal y equipo especializado, sin embargo, la forma de actuar del ejército pudo haber costado vidas.

Ahora que pasó la emergencia, el tema quedará archivado en las hemerotecas hasta que una fuga de material peligroso se presente de nuevo.

Por eso la importancia de que alguna de nuestras autoridades los llame al orden y al sentido común a las fuerzas armadas.

Los ciudadanos hemos tolerado de todo: desde que se disponga de forma por demás arbitraria con nuestro tiempo, hasta el trato en ocasiones altanero y prepotente de quienes empuñan las armas.

Hemos visto con tristeza la disminución del turistas en nuestras ciudades y en este sentido, quizás el encontrar retenes militares no sea la única razón, pero si una más de las que se acumulan en la memoria de nuestros visitantes.

Hasta ahora, los retenes han representado pérdidas económicas directas para quienes circulamos por las carreteras, también pérdidas económicas para quienes dependen del turismo. El que llegue a costar vidas sería lamentable e intolerable.

Ojalá que no llegue a suceder.