Las alergias y el asma con frecuencia inician en la niñez y continúan durante toda la vida; con tratamiento oportuno y adecuado pueden mantenerse bajo control, aseguró el doctor Daniel Arzamendi Gutiérrez, jefe de Pediatría en el Hospital General de Zona (HGZ) No. 8 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Baja California.
Explicó que las alergias representan una reacción del organismo a sustancias denominadas alérgenos, las cuales alteran el sistema inmunitario que reacciona ante sustancias inofensivas.
Detalló el doctor Arzamendi que los síntomas de alergia relacionadas con la temporada invernal son, entre otros, reacción cutánea en la piel, sobre todo en manos, cuello y cara; los labios pueden inflamarse al comer alimentos demasiado fríos.
Indicó que se detectan regularmente como un resfriado que se prolonga por más de una semana, suelen aparecer durante la misma época del año y se identifican como: goteo nasal, congestión nasal, estornudos, comezón en la nariz; ojos llorosos y con picazón; carraspeo de garganta, sensación de picazón e irritación en la boca y garganta.
El especialista puntualizó que la picazón generalmente no es considerada un resfriado, “las características de las alergias son ataques de tos, sibilancias, dificultad para respirar y otros síntomas respiratorios; sarpullidos secos y algunas veces con escamas en los pliegues de la piel, muñecas y tobillos”, afirmó.
Arzamendi Gutiérrez dijo que la alergia estacional, también denominada fiebre del heno o rinitis alérgica estacional, cursa con síntomas alérgicos que ocurren durante ciertas épocas del año, generalmente cuando el moho del exterior libera sus esporas y las plantas (árboles, arbustos y hierbas) sueltan diminutas partículas de polen al aire para fecundar otras plantas.
Las temperaturas frías pueden causar la activación de los mastocitos (tipo de glóbulo blanco que se encuentra en los tejidos conjuntivos de todo el cuerpo; en particular, debajo de la piel, cerca de los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos, en los nervios, en los pulmones y los intestinos), lo que conduce a la liberación de histaminas e inflamación, de ahí la aparición de cicatrices. En otras palabras, el cuerpo percibe la exposición al frío como un invasor extraño y ataca el tejido sano que está expuesto.
El especialista explicó que para disminuir los síntomas es recomendable que los niños con alergia al moho eviten jugar en cúmulos de hojas muertas en el otoño; lavar la ropa de cama cada semana con agua caliente para matar a los ácaros del polvo y reemplazar almohadas al menos dos veces por año.
Finalmente destacó la importancia de consultar al pediatra para asegurarse de que la alergia de los niños esté diagnosticada correctamente y éstos reciban el tratamiento oportuno y adecuado.