De los campos de cultivo en su natal Leyva Solano Sinaloa, al noble oficio de atender a los comensales que diariamente buscan un paquete de pollo asado al carbón. De esta forma podría resumirse la vida laboral de Francisco Javier Díaz, encargado de sucursal en Los Pollos de la Cementera, a quien compañeros de trabajo y amigos festejaron lo que él llama “sus primeros veinte años” en una empresa donde todavía dice tener mucho por aportar.
Como muchos mexicanos que se trasladan al norte en busca de mejores condiciones laborales, Francisco Javier cambió los cultivos de legumbres en Sinaloa y Durango por los valles bajacalifornianos, donde los azares del destino lo llevaron a reencontrarse con antiguos amigos que iniciaban un proyecto nuevo: pollo asado estilo Sinaloa frente a la planta de Cementos El Gallo.
“Al principio el patrón no me creyó, porque yo era más vago que una cochi suelta” recordó Javier al referirse al momento en que decidió establecerse de manera definitiva en Ensenada.
Primero un parrillero de fines de semana, después un empleado de tiempo completo que no tardó en convertirse en un brazo operativo que resultó pieza clave en la apertura de nuevas sucursales, siempre dispuesto a garantizar la mejor experiencia de compra y de consumo para quienes confían en Los Pollos de la Cementera para llevar comida lista hasta su mesa.
En 2012 fue nombrado encargado de la sucursal ubicada en la Colonia Popular y posteriormente fue designado para dirigir la operación de la sucursal centro (Sexta entre Riveroll y Alvarado), donde hasta la fecha atiende a clientes y colaboradores con la calidez de siempre.
Para motivar a los jóvenes que se integran al equipo de trabajo, Francisco Javier utiliza su propia historia de vida, donde el empleo estable ha significado crecimiento y nuevas oportunidades que vienen junto a nuevos retos que enfrentar.
Franciso Javier Díaz, acompañado de los directores de Los Pollos de la Cementera.