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Muertes por razones de género

En serio… hablemos de violencia ligada a la sexualidad

  
Nota publicada el 20 de septiembre de 2017
por Rocío Linares

El pasado 8 de septiembre en Puebla la joven Mara Fernanda Castilla fue asesinada después de haber estado con sus amigos en una velada y solicitar un servicio de traslado en Cabify, mismo en que el chofer después de marcar como terminado el viaje forcejeó con ella hasta llevarla a la fuerza a un motel, golpearla, violarla y matarla.

Historias como estas se han escrito cada vez con mayor frecuencia, lo cual ha hecho que las propuestas de alertas por violencia de género y las marchas se propaguen en una solicitud generalizada de auxilio y de visibilidad ante la situación que trata políticamente de mitigarse con excusas cuando no con silencios.

Entre tantas, pudimos escuchar o leer a funcionarios públicos diciendo, como las ideologías machistas defienden, que “este tipo de muertes se deben a las excesivas libertades que tienen ahora las mujeres”, ante lo cual no hace falta tanto análisis para preguntarnos: ¿esto se trata de exceso de libertad de las ahora muertas y/o desaparecidas o se debe al exceso de libertad de quienes cometen estos crímenes impunemente y conocen cada vez menos los límites de la ética, la convivencia sana o las condiciones laborales mínimamente dignas?

Existen muchas causas de muerte. Lo que resulta aberrante es que las personas se mueran por razones de género, lo cual de inicio no es un motivo para morir, sino por el contrario una forma de expresión de nuestra identidad en todos sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales.

El género se vuelve razón para morir cuando tergiversamos una parte de nuestra realidad y entonces alguien muere por el solo hecho de ser mujer o de ser hombre. Los contextos son diferentes, las razones diferentes, las formas diferentes, los números también, pero si lo analizamos vivimos en una realidad en la que morimos más por estas razones en el mundo que por otras que parecen más amenazantes. Estas razones tienen el “atenuante” de estar invisibilizadas, tan normalizadas que ya difícilmente prevenimos desde nosotros mismos.

Las muertes por género son “porque se lo buscó”, “porque andaba trabajando”, “porque andaba de peleonero”, “porque andaba de coqueta”, “porque andaba en malos pasos”, “porque se fue a la guerra”, “porque le gustaba que le pegaran”, porque no hay razón en donde hay explicaciones simplistas.

Las razones para protestar contra el sistema patriarcal que impone el género desde lo que ya es caduco no son únicamente porque las mujeres seamos rebeldes y no solo porque algunos hombres hayan entendido la paternidad responsable y la hombría más allá de la violencia y la imposición. También se deben a que es urgente cambiar nuestra forma de convivir y pensar para poder llevar una vida tranquila y segura, y con ella una sexualidad libre.

Dicho sea de paso, las luchas y marchas en pro de los derechos de las mujeres, en protesta por tantas víctimas y tantas vejaciones no deberían discriminar a nadie como pasó en las referidas al caso de Mara. Todas y todos podemos ser capaces de defender una causa que siempre será nuestra, pues es humana. No saquemos a los hombres de las marchas que “corresponden a las mujeres”, vienen a apoyar y es justo lo que se supone que buscamos: paz y colaboración. El machismo mata más a las mujeres pero no debemos olvidar que también mata hombres y no lo contemplamos con la misma seriedad. Como diría uno de mis grandes maestros: ningún movimiento que sea sectario puede triunfar; necesitamos incluirnos todas las personas para que tenga un impacto real.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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