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Cerebro transexual

En serio… hablemos de diversidad en la sexualidad

  
Nota publicada el 16 de agosto de 2017
por Rocío Linares

La Universidad de Barcelona y el instituto IDIBAPS han estudiado recientemente lo que ocurre en la corteza cerebral de personas transexuales en un análisis comparativo con la de personas cisexuales (que su identidad de género y sexo biológico coinciden).

Dicho análisis revela evidencias de la feminización estructural del cerebro en las personas cuyo sexo biológico es masculino a simple vista y su identidad de género es femenina, es decir, son mujeres trans. En cuanto a los hombres trans, que a simple vista tienen un sexo biológico femenino, se comprobó que existe diferencia en estructuras subcorticales del cerebro.

Este estudio se hizo con personas trans que aún no se sometían a tratamiento hormonal para ver cómo es el grosor de la corteza cerebral en estas personas debido a que en las personas cis existen diferencias en función del género pero esto no se había estudiado en personas trans, como lo dijo el departamento de Psicobiología de la UNED.

La investigación que se llevó a cabo por medio de técnicas de neuroimagen revela que el grosor de la corteza cerebral de las mujeres trans es más similar al grosor de la corteza de las mujeres cisexuales, es decir de quienes tienen su sexo biológico femenino a simple vista.

En cambio con los hombres trans (biología femenina) el grosor de esta estructura no cambia, es decir, es igual de gruesa que en las hembras humanas. Sin embargo, los núcleos subcorticales del cerebro muestran masculinización y volumen similar al masculino.

Según Antonio Guillamón, investigador que llevó a cabo este estudio, los datos indican que la sustancia gris de las personas transexuales presenta signos de masculinización y feminización respectivamente que dejan evidencia de ser más congruentes con la identidad de género expresada que con el sexo biológico que se ve a simple vista.

El experto menciona que las diferencias respecto a su sexo biológico se localizan en regiones cerebrales del hemisferio derecho y la causa de estas distinciones podría remontarse al desarrollo cerebral durante la gestación de estas personas, es decir, durante el embarazo, que es el momento en el que el efecto de los andrógenos no fue el esperado de acuerdo al sexo cromosómico.

Cabe señalar en este sentido que el sexo biológico para empezar no es solamente cromosómico ni se define por completo por los órganos sexuales pélvicos internos y externos, sino que tiene otras dimensiones que tienen que ver con los genes, las hormonas, las gónadas y la diferenciación sexual cerebral, donde se sabe desde hace mucho que los cerebros tienen distinciones que evidencian masculinización o feminización que anteriormente no eran signo más que de diferencia sin ser indicador de algo particular. Sin embargo, con los avances emitidos por el equipo de Antonio Guillamón de la UNED podemos empezar a profundizar en cuanto a factores que tienen que ver con la biología de la transexualidad.

Recordemos que la sexualidad en todos sus aspectos tiene factores biológicos, psicológicos y sociales, y generalmente al hablar de la población trans lo hacemos desde lo psicológico o social intentando encontrar lo que favorece o no a sus derechos, a que lo manifiesten, a que completen su proceso de transición cuando así lo solicitan, pero pocas veces a encontrar el origen dado que se ha generado un tabú de esta búsqueda porque se toma como una especie de discriminación al no estudiarse también a la población que si se comporta de acuerdo a lo esperado.

Estudiar las diferencias cerebrales entre las personas cis y transexuales nos puede llevar a comprender mejor no solo la variabilidad de la especie humana y sus expresiones, sino también a saber más en cuanto a los sustentos por descubrir para profundizar el conocimiento de que ser trans no es un capricho ni es algo que puede imponerse, sino que se descubre y manifiesta de diferentes formas durante la infancia y/o adolescencia, y lo que nos toca es comprender para poder dar un mejor tratamiento por parte de quienes nos dedicamos a la salud física o mental, y también para que las familias tengan un mejor contexto para informarse sobre lo que sus seres queridos están pasando.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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