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Antes y después de “La Chica Danesa”

En serio… hablemos de transexualidad

  
Nota publicada el 3 de febrero de 2016
por Rocío Linares

Una de las películas que ha llamado más la atención de propios y ajenos a los temas “trans” en los últimos tiempos, sin mencionar que es una de las nominadas y favoritas a ganar el Oscar próximo 28 de febrero.

La película está basada en la novela homónima escrita por David Ebershoff, que cuenta la historia de Lili Elbe, quien fuera la primera mujer transexual en someterse a una serie de cirugías para intentar la reasignación de sexo en el año 1931, procedimiento que en aquel entonces era completamente experimental. Se conoce que se sometió a cinco operaciones, siendo la última en la que falleciera en el intento de hacer un trasplante de útero para que pudiera ser madre, mismo que hasta hoy no se ha logrado.

Antes de que ella fuera pionera en la parte quirúrgica del tratamiento de la transexualidad, existieron especialistas de la psiquiatría en el siglo XIX que intentaron darle una explicación a lo que en aquel entonces era interpretado como un trastorno de identidad, mismo que hoy en día ya no se ve así, al menos en los ámbitos sexológico, médico y psicológico. Ya en 1910, Henry Havelock Ellis y Magnus Hirschfeld denominaron un cuadro clínico que en aquel entonces englobaba todo lo “trans” en travestismo.

Fue hasta 1953 cuando Henry Benjamin le dio el nombre de “transexualidad” a la tendencia de las personas que no solo cambian su vestimenta, sino que además su identidad de género no coincide con su sexo de nacimiento. Fue este mismo especialista el primero en diseñar un tratamiento hormonal para que los pacientes pudieran comenzar a transformar su cuerpo en lo que deseaban. En 1973, John Money nombró el cuadro clínico como “disforia de género”, término que se respeta hasta la actualidad dentro del ámbito medico, específicamente para el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), si bien fuera de él se han propuesto otros nombres y posturas para definir la situación de las personas con discordancia sexo-genérica.

La primera cirugía exitosa se practico en 1952 en Copenhague al estadounidense George Jorgensen, conocida posteriormente como Christine. Esta cirugía estuvo a cargo del endocrinólogo Christian Hamburguer, el psiquiatra George Stürup y los cirujanos Poul Fogh-Andersen y Erling Dahl-Inversen.

Fue posteriormente Robert Stoller, psiquiatra estadounidense el primero en describir la transexualidad como una condición diferenciada dentro de lo que antes fue la disforia de género. Gracias a el, hubo criterios de definición y diagnostico que precedían a cualquier procedimiento hormonal y quirúrgica, aun cuando el mismo no apoyaba la idea de que existiera esta ultima por los riesgos para la salud física y mental de los pacientes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyo la transexualidad como síndrome médico en 1977 en una resolución adoptada en la XXIX Asamblea Mundial de Salud.

En la actualidad, dentro y fuera de nuestro país existen opciones para las personas con esta condición que incluyen el suministro de hormonas, así como la reasignación de órganos sexuales pélvicos, y que desde luego siguen una línea de diagnóstico y tratamiento al tratarse de un asunto muy delicado y que conlleva cambios irreversibles no solo a nivel biológico, sino también psicológico y social tanto para quien lo vive como para las personas alrededor.

A partir de la existencia de la película “La Chica Danesa” ocurrió el fenómeno de que la transexualidad fue recibida y comentada en círculos muy diversos y hasta ajenos a la situación, tales como personas que no viven con ella y que no son profesionales de la salud física y/o mental dedicadas a atenderles.

Esto ha dado pie a que propios y ajenos formen y emitan sus propias opiniones, y desde luego que dentro de los grupos LGBT un tópico particular es el hecho de que la película está ubicada en los años 30 del siglo pasado y eso puede pasar de largo por el sesgo de quien no sabe que la ciencia y los criterios han avanzado desde entonces al respecto de estas situaciones. Esto sin mencionar que la historia está hetero-normada al girar, al principio, alrededor de una pareja heterosexual. Obviamente no se puede cambiar la historia de Lili Elbe, aunque definitivamente es necesario contar muchas otras historias y circunstancias.

Otra cosa que se ha discutido es que un hombre cisgénero (que su identidad de género y sexo biológico coinciden) dio vida a un personaje trans y que es necesario que estos personajes sean interpretados por quienes poseen estas características, a la vez que es necesario otorgar las oportunidades pertinentes a las personas de la diversidad de protagonizar sus propios papeles y otros. El camino está comenzado desde hace tiempo para lograr esto, así como la visibilización de la diversidad sexual no hetero-normada: la idea de que la categoría de género es obsoleta es un grandioso avance.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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