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¿Se dice indigente o callejero?

Ninguna de las dos.

  
Nota publicada el 24 de julio de 2015
por Manuel Sánchez

Las palabras te delatan. En el inocente acto de comunicar algún mensaje, también estas dejando ver la amplitud de tu criterio y de tu inventario léxico. Seleccionas palabras para comunicar un mensaje, y ese acto de selección resulta mucho más relevador que el mensaje mismo. Marshall McLuhan, filósofo norteamericano del siglo pasado, decía “el medio es el mensaje” haciendo alusión a que el vehículo por el que se comunica, a veces, nos dice más que el mensaje mismo.

No por nada usamos cierta forma de comunicarnos con ciertas personas. Le diré “buenos días” a la profesora y “¿qué onda?” a mi amigo. Las dos frases comunican un mensaje similar, pero se implican distintas cosas. Y no es que seas hipócrita, solo es que eres pertinente.

A partir de esta pertinencia, me surgió una duda. Si existen criterios para seleccionar entre frase como “niños con discapacidad” vs “niños con capacidades especiales” o “niños con capacidades distintas” ¿existirá algún criterio para escoger entre los conceptos “persona en situación de calle”, “indigente” o “persona callejera”? Ninguna de esas frases significan exactamente lo mismo, entonces ¿cuáles son sus matices?

Para responder a esta pregunta, recurrí a una de las personas con mayor trabajo sobre el tema en Ensenada. Javier Peñalver es licenciado en derecho, aspirante al grado de maestro en ciencias jurídicas y tiene 13 años de experiencia trabajando con personas en situación de calle en Ensenada. Aunque tiene una larga trayectoria, no fue hasta hace 3 años que se fundó Situación Calle AC. Actualmente, esta agrupación no-religiosa es la que tiene mayor trabajo de campo sobre las personas en esta situación en el noroeste del país. Su trabajo ha trascendido a tal grado que se han propuesto vínculos entre El Colegio de la Frontera (COLEF), y entre la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) para profundizar en la investigación.

De acuerdo a lo que me explicó Javier, el mejor concepto para referirse a este sector de la población es el de “persona en situación de calle”. La contraparte directa a este concepto es el de “persona callejera”. La diferencia es un tanto sutil, pero sumamente importante.

Cuando uno se refiere a una persona en situación de calle, apunta al estado y no al sujeto. Es decir, no se habla de las características propias de la persona, sino de algo que se encuentra fuera de él. Por otro lado, en la frase “una persona callejera”, se implica que la cualidad “callejero” es propia del sujeto.

La diferencia entre aquellas dos frases es el estigma que la última evoca; de la misma manera, no es lo mismo decir “persona con VIH+” que “sidoso”, debido al estigma y al sentido peyorativo que genera.

Pero, exactamente ¿qué significa persona en situación de calle? El problema aquí se amplia. Para el gobierno mexicano, no existe una definición clara. Se recurre al sinónimo de “sin techo” pero esto es incorrecto. Una persona “sin techo” es sólo eso, mientras que una persona en situación de calle conjuga una serie de prácticas, espacios y relaciones sociales particulares. ¿Cuáles? es algo que Situación Calle AC pretende responder.

El problema más grande con la definición de este grupo es su gran heterogeneidad. En el mismo grupo existen personas vulnerables, con necesidades específicas —a veces, muy específicas; tanto, que no resultan obvias, lo que lleva al fracaso en políticas públicas y apoyos de distintas agrupaciones sociales—; existen también personas fuera de un estado de vulnerabilidad, lo que rompe la implicación “si es de la calle, es vulnerable”; y también hay personas en situación de calle que afectan tanto a la población en general, como a otras personas en la misma situación. La única manera de volver operativo el concepto es conociendo a los miembros del grupo, pasar tiempo con ellos, saber de las necesidades de cada uno y atenderlas en la medida de lo posible.

La palabra “indigente” se usa sólo en términos económicos. Se refiere a las personas que se encuentran por debajo del umbral de “pobreza”, es decir, pobreza extrema. A partir de estos conceptos, una persona con-techo puede llegar a ser indigente —sucede mucho en México; pero por otro lado, puede darse el caso de encontrar una persona sin-techo que no sea indigente. A esto, Javier resalta que la mayor parte de las personas en situación calle en Ensenada no son indigentes.

Otra forma de definición del grupo es apuntar al uso de ciertos servicios de carácter institucional, como son los albergues, los centros de rehabilitación o las cárceles. Pero esto tampoco es garantía de exactitud en la definición del concepto.

Finalmente, la situación de calle no puede ni debe ser definida como una problemática social en sí misma, sino como consecuencia, en palabras de Javier, “natural y necesaria” en una sociedad como en la que vivimos. Nuestro sistema económico permite que un grupo reducido de personas contenga la mayor parte de las riquezas ocasionado que una base —amplia— obtenga menores recursos. Este mismo sistema también deja abierta la opción de formar parte de él en una manera no tan ortodoxa como la del obrero que debe trabajar 12 horas en una maquiladora. Vivir en la calle, no sólo es una consecuencia del sistema económico, es también una opción.

Cuidado con los juicios morales. Si, lamentable, pero natural —tanto, como cualquier otra forma de sobrevivencia. Triste, pero necesario —en una sociedad como la nuestra, en la que no cualquiera está dispuesto a cambiar sus prácticas.

Por lo menos, antes de que los resultados del trabajo de investigación de Situación Calle AC, dirigido por el Lic. Peñalver nos permitan llegar a una conclusión más precisa, la definición de la situación de calle es que son personas que hacen su vida en las calles. Nada más. La vulnerabilidad no es parte de la definición. Deberá juzgarse individualmente y no como una característica del grupo.

No se puede esperar que en una sociedad como la nuestra, todos queramos ajustarnos al modelo de vida general. Se valen otros estilos, y cada uno tiene sus consecuencias. No digo que todas las personas que estén en situación de calle hayan escogido ese estilo de vida, o que estén contentos con él. De igual manera, no me atrevería a decir que todas las personas en situación de calle se encuentran en une estado permanente de vulnerabilidad y desasosiego, víctimas del sistema capitalista y una sociedad cruel. Ninguna de las dos posturas es total. Las dos posturas existen, con sus distintos matices.

Javier cierra con un detalle. Hay muchas otras expresiones incorrectas para hacer referencia a las personas en situación calle. Incorrectas por ser peyorativas, con la pura intención de denigrar. De boca de ellos mismos, Javier ha recolectado la siguiente lista: “malandro, vagabundo, indigente, malviviente, escoria humana, vago, baquetón, lacra, vividor, vicioso, ladilla, callejero, inservible, muerto viviente, hondeado, fondeado, chorreado, loco, ambulante, mugroso, pata de perro, pordiosero, limosnero y basura”.

¿Quieren hacer un pequeño cambio? Vuelvan consciente su uso de estas palabras. Cámbienlas. No faltará el sujeto que pregunte ¿Entonces, cómo le llamaremos a esas personas?

Se les llama por su nombre. Esa es la manera correcta.

Como mencioné anteriormente, recalcando las palabras de Javier Peñalver, el grado de heterogeneidad del grupo es impresionante, lo que vuelve doble el trabajo para atender a aquellos que necesitan ser atendidos. Esto, debido a que la única forma de lograrlo es conociendo cada caso en particular.

Es aquí en donde entra la función de las asociaciones civiles. Son ellas las que producen la mayor cantidad de investigación para lograr una definición operativa y pertinente. Los interesados en apoyar tienen dos opciones: la primera es hacer su propio trabajo de campo y preguntar a cada una de las personas en esta situación cuáles son sus problemáticas. De cada uno. Verán que son muy buenos para señalarlas. Otra opción, es sumar esfuerzos. Diríjanse a Situación Calle AC (clic para Facebook ). Ellos los podrán orientar si es que quieren tener una participación más activa para atender a aquellas personas en situación calle en condiciones de vulnerabilidad.

Entonces ¿qué palabras usaras? y aun más importante ¿por qué esa palabra, y no otra?

Manuel Sánchez. Licenciado en Sociología y Ciencias de la Comunicación UABC. Maestro en Lingüística por la UNISON. manuel.wortens@gmail.com.
 
 

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