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¿Y si decimos veinticebolla?

Etimología de los números en español

  
Nota publicada el 24 de septiembre de 2016
por Manuel Sánchez

En la columna anterior trataba un poco de cómo el ser humano construye las palabras que sirven de vehículo para conceptos tan abstractos como los números. Sostuve que, de acuerdo a un principio lingüístico, estas palabras tienen su origen en significados muy concretos y que conforme pasa el tiempo y la cultura cambia, así también la forma de expresarlos. Entre las conquistas territoriales, el contacto con otras lenguas y la ampliación de las transacciones, se llega a la abstracción de los números y al uso de palabras, que parece, no tienen nada que ver con cosas concretas.

Por ejemplo, es común encontrar que la palabra veinte en algunas lenguas signifique cuerpo completo. En Mamvu, lengua africana, “veinte” se dice múdo ngburú relí que literalmente significa “una persona completa”. Pero en español, “veinte” no tiene mucho que ver con ese concepto bastante concreto.

Entonces, el español, ¿también basa sus números en cosas concretas? la respuesta no es contundente. Son, en los primeros diez números en donde podríamos rastrear con cierta facilidad este principio lingüístico. El problema ha sido que la cantidad de contactos que ha tenido el español, sus orígenes y las mismas transformaciones culturales que han vivido sus hablantes durante cientos –o miles de años, hacen irreconocibles esas formas primigenias, pero ahí están. Sólo es cuestión de una revisión rápida a una de las lenguas que dio origen al español para darnos cuenta de lo difícil o fácil del rastreo. ¿Qué tal si empezamos el conteo? –viendo que muchos estuvieron impacientes por ello.

La palabra uno proviene del latín unio que tiene relación con la palabra en inglés onion, “cebolla”. También hacía referencia a las perlas, una cosa indivisible. Otra posibilidad es la palabra en latín unguis, “uña”. Esto sería más constante con las lenguas del mundo.

El dos viene del latín dis “separación”. Más que un verbo, es un adjetivo: algo está cortado, dividido. Vemos esta forma en las palabras como “disección” o “díptico”. No es que haga referencia a dos unidades, apela más a que algo que, en un inicio fue una sola cosa, ahora está dividido por un corte.

El tres tiene relación con un verbo que en español lo vemos reflejado en “trizas”. Cuando algo ha sido dividido en más partes que sólo dos. La raíz en latín es tri que da origen a los verbos tritum, trivi, y también la podemos encontrar en palabras como “trivial” y “triturar”. Otra posibilidad la encontramos en “tercero”. En latín la sección ter no sólo significa tres veces sino algo que se ha hecho varias veces.

La palabra cuatro no esta muy lejos del significado de tres. También tiene algo de “hacer pedazos algo”. El origen latino quatio un verbo que lo podemos ver aun en acción en palabras como cuarteado.

El cinco tiene más relación al principio en las lenguas del mundo de hacer referencia a alguna parte del cuerpo. En este caso, con la mano. Pero es evidente que mano tiene poco que ver con cinco. La explicación está en que “mano” en realidad tiene un origen griego, otra lengua que formó gran parte de nuestro vocabulario español. En cuanto a la palabra “cinco”, aun podemos ver esta referencia concreta en palabras como “quiromancia”. Esa primera sección quiro tiene el mismo origen que cinco. La raíz en latín es quinque que significa “toda la mano”.

En contraste con la transparencia del origen de la palabra para el cinco tenemos el número seis. Se sabe que debe tener relación con la expresión latina sec que da al verbo secare que significa “cortar”. También se sospecha que debe haber una relación con el “cinco” para lograr significar algo así como “5+1”. Pero no es claro.

La raíz en siete se sospecha que tiene relación fonológica con septum. Su significado es “cerca” o “vallado”. La explicación sugerida es un tanto esotérica: el siete está asociado a cosas completas, cerradas. Aunque, por la evidencia de otras lenguas del mundo, sería sumamente extraño que así haya sucedido.

La etimología de ocho y nueve es más oscura. Ni siquiera rastreando a tiempos más allá del latín se puede averiguar su procedencia. Estamos hablando de miles de años en el pasado. Por otro lado, sólo así podríamos explicar la palabra diez. Esta palabra proviene del latín decem que a su vez viene de una lengua aún más vieja que el latín conocida como proto-indoeuropeo. De ahí, la raíz origen pudo haber sido dekm, a partir de la cual se construía la palabra dwekmt que significaba “las dos manos”.

*En estos ejemplos, el sonido de la implosiva bilabial sonora ha sido sustituida por <b>, por cuestiones de compatibilidad con los buscadores.

Manuel Sánchez. Licenciado en Sociología y Ciencias de la Comunicación UABC. Maestro en Lingüística por la UNISON. manuel.wortens@gmail.com.
 
 

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