La muerte de un menor ocurrida en una escuela primaria, luego de caer de un árbol, encendió los focos rojos.

El llamado a los maestros fue de no descuidar a los menores ni en el mismo horario de recreo. Literalmente: no perderlos de vista.

Y es que se sabe que en muchos planteles escolares, los alumnos de primer y segundo grado, principalmente, se involucran en actividades que resultan de alto riesgo .

Como subirse a los árboles o utilizar juegos metálicos, por ejemplo.

En escuelas públicas y privadas se exhorto a profesores estar al pendiente de los alumnos bajo su instrucción. Evitar actividades dentro y fuera del aula que ponga en riesgo la integridad de los menores.

Autoridades educativas instruyeron a directivos de planteles establecer cercos perimetrales en área verdes, así como retirar juegos metálicos, como columpios y resbaladillas si no se dispone de personal que supervise su uso.

Años atrás, aún se recuerda, un alumno de educación primaria murió cuando al caer de un árbol su cuerpo quedó pendiendo al atorarse el cordón donde llevaba el gafete.

A partir de entonces se prohibió el uso de gafetes provistos de cuerdas sintéticas.

Ahora, con el fallecimiento de otro menor en una situación muy parecida, las alertas y llamados a extremar las medidas de prevención resurgen.

Ojalá que esta vez las medidas de seguridad tengan el carácter de permanente en todos los planteles escolares.

Que no duren, pues, mientras dura la consternación y que por lo general dura muy poco.