Los hechos este miércoles 18 de septiembre cuando alrededor de las 15:00 horas la familia de una joven fue informada de la muerte de un bebé que apenas 24 horas antes, mantenía latidos y movimientos vigorosos dentro del vientre materno observados con el último ultrasonido.

Con las palabras entrecortadas, indignada aún por lo que habían padecido desde anoche y a lo largo del día, Ana, tía de la joven madre enlutada explicó como lo que parecía un día feliz terminó convertido en uno cargado de dolor e impotencia.

El martes 17 a las ocho de la noche, su sobrina de 18 años tuvo las primeras contracciones. Madre primeriza al fin acudió de inmediato al Hospital General para ser valorada y pocos minutos después tras una revisión la regresaron.

Su dilatación era apenas de dos y todo apuntaba a parto normal por lo cual fue regresada a casa.

En la madrugada dolores cada vez más intensos la hicieron regresar y a las 3:00 am la valoraron nuevamente, con 3 centímetros de dilatación.

A las 8:00 de la mañana regresaron. La fuente ya se había roto y hasta entonces aceptaron que ingresara con seis centímetros de dilatación.

A las 12: 50 finalmente entregaron la ropa de la parturienta a la familia y la colocaron en una camilla mientras señalaba a las enfermeras que no sentía a su bebé y ella también se sentía muy mal, con ganas de vomitar y con temperatura.

Los responsables le indicaron que todo estaba bien, el corazón del bebé estaba bien y que solo tenía que esperar. Ella en cambio les dijo entonces que no alcanzó a escuchar el corazón de su hijo, pero no le hicieron caso.

Alrededor de las 15:00 horas de la tarde, alguien salió para informar a la familia de la jovencita que el bebé había nacido muerto.

El embarazo de la paciente fue prácticamente normal, en alguna ocasión una infección en vías urinarias, pero nunca hubo amenaza de aborto, presión alta, o algún problema que hiciera pensar en alguna posibilidad de que el bebé falleciera al nacer.

El último ultrasonido estaba perfecto, placenta, líquido y el bebé listo para salir.

La familia quiere respuestas, saber por qué murió el bebé, por qué no detectaron en las horas previas cuando la joven madre se los decía o si hubo alguna falla que pudo de ser atendida y salvar la vida al niño.

Tras el aviso, la familia pidió hablar con el Director o el Subdirector, con la doctora que la atendió y ya no había nadie que explicara, que les dijera que había ocurrido.

Esta misma tarde dieron aviso a las autoridades, como un reporte a seguridad pública y mañana a presentar la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado. “Fue una negligencia médica”, asevera Ana, porque el bebé estaba bien.

Ana apunta: “Ellos, personal médico y de enfermería cuando dejan a las mujeres en el umbral previo para entrar a dar a luz, olvidan que sus acciones y omisiones marcarán la vida, no sólo de una persona, sino de toda una familia con mucho dolor, con un gran dolor”.

“Mañana cuando mi sobrina regrese a casa aún no sabemos qué hacer, todo estaba listo para recibir a un bebito y en su lugar habremos de encontrar llanto, palabras o silencios pero también buscaremos la justicia y la verdad de lo que ocurrió”.