De los tres personajes, Novelo, Hirata y Pelayo, es el último quien mantiene el peor posicionamiento: el 42 % de los participantes le atribuye el origen de los problemas actuales.

El 34 % opinó que el responsable de la situación actual es Gilberto Hirata y solo el 24 % señala a Marco Novelo, que a pesar de tener poco más de un año en el cargo, está ligado de forma directa a la política municipal precisamente desde el trienio de Pelayo, cuando desempeñó funciones en el área de turismo y desarrollo social, puesto que dejó para buscar una posición en el Congreso del Estado.

Como diputado local, Novelo fue parte del grupo de diputados que aprobaron la cuenta pública de Pelayo, además de los presupuestos presentados año tras año por su compañero de fórmula en la elección, Gilberto Hirata.

Para nadie es un secreto que la situación del ayuntamiento representa un problema serio y que los puntos malos se han acumulado con los años, pero el alcalde actual ha estado en primera fila: sabía en la que se metía cuando pidió el voto y dijo que podía hacer algo.

Hoy la ciudad está sucia, con los servicios públicos funcionando apenas en niveles aceptables, la inseguridad disparada, las deudas crecen por todas partes, pierde juicios que representan nuevos gastos y día tras día recibe una mentada de madre por cada bache.

Aun en estas condiciones y trasladando culpas a sus antecesores, Novelo no ha podido explicar porqué Ensenada paga escoltas a un regidor de Rosarito, su actividad en la cargada priísta de José Antonio Meade o la forma en que ha dejado sin salario a policías municipales.

El ayuntamiento es una auténtica bomba de tiempo en cuenta regresiva y no se ve a nadie capaz de resolver.