Irma Alicia Hernández, encargada del área de producción de pasteles e hija de la fundadora de la empresa, Lourdes Moreno, platicó que el curso de repostería nació hace más de diez años luego de que varias personas se les acercaran pidiéndoles compartieran sus conocimientos con la comunidad.

Desde entonces cada verano ha sido la oportunidad para que niños y niñas aprendan este noble oficio en un ambiente divertido y amigable y al ser realizado dentro de la fábrica de pasteles, conozcan las medidas de seguridad e higiene que conlleva realizar este tipo de actividades.

Pastelitos, quequitos y galletas que son decorados por ellos mismos y en los cuales se utilizan ingredientes de alta calidad, son el resultado de tres horas diarias de trabajo, aprendizaje y juego que luego llevan con ellos para compartir con familia y amigos.

Irma Alicia, quien también es la maestra del curso, comentó que ha conocido varias historias de los niños y niñas que se llevan más que sólo conocimientos de repostería. Un ejemplo de ello es una niña de que se enteró que luego de tomar el curso preparó y decoró pastelitos y tras venderlos pudo comprar algo que quería, gracias a su esfuerzo y creatividad.

Otra anécdota que la empresaria compartió fue que hace poco tiempo una tía de ella le comentó que una niña llegó a tocar la puerta de su casa acompañada de su mamá y le ofreció comprar pastelitos que ella misma había hecho y que había aprendido a decorar en el curso de la pastelería.

Explicó que el curso no es tomado sólo por niñas pues muchos niños están interesados en aprender el arte de la repostería. De hecho en el curso que acaba de finalizar un niño contó que decidió entrar porque tiene el sueño de ser chef cuando sea grande.

Un negocio familiar

Pasteles Lourdes inició hace alrededor de 35 años cuando la señora Lourdes Moreno, conocida como la señora Malulis, comenzó a hacer pasteles ante la necesidad económica por la que pasaba en aquel entonces.

Lourdes era conocida por regalar pasteles a familia y amigos y en una ocasión el señor Enrique Mayans, locutor de Radio Variedades, a quien también le tocaba disfrutar de los pasteles, le dijo que él podía ayudarle anunciándola.

Fue entonces que con la ayuda del Enrique y su visita a diferentes dependencias públicas como la Comisión Federal de Electricidad, el Seguro Social, Bancos y oficinas de Gobierno, donde muchas veces fiaba sus productos, comenzó a hacerse de clientela y darse a conocer en la ciudad.

Irma Alicia, de hecho menciona, que su padre trabajaba en la empresa Bimbo cuando decidió renunciar para ayudarle en el negocio a su esposa y establecer así un local en casa para la venta de pasteles.

Actualmente ella y su esposo están encargados de la empresa familiar de la cual dependen cincuenta familias y ha crecido en todo el estado con sucursales en Tijuana, Rosarito, Tecate y en San Quintín.