La extracción de agua subterránea en el acuífero de Ojos Negros alcanza los 25.5 millones de metros cúbicos anuales, mientras que la recarga es de 19.0 millones de metros, lo que coloca al acuífero en una condición de sobreexplotación según lo decretó el gobierno Federal en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Un estudio hídrico publicado el 22 de junio refiere que desde el año 2000 la diferencia entre la recarga y la extracción ha generado una sobreexplotación media anual de 6.5 mm3, que se obtienen de la reserva almacenada del acuífero.
“Se está provocando un drenado sin posibilidades de recuperación”, indica el documento.
El alza de la demanda de agua, principalmente para actividad agrícola, pone en riesgo de agravar la sobreexplotación del acuífero, incrementando el déficit, situación que podría convertirse en un freno para el desarrollo de las actividades productivas que dependen del agua subterránea, lo que impactará negativamente en el ambiente y en el abastecimiento de agua para todos los habitantes.
Como antecedente, señalan que la precipitación se ha reducido por periodos prolongados de sequías, que están provocando una modificación negativa del régimen hidrológico, reduciendo los escurrimientos y el aporte de agua por infiltración y flujo subterráneo.
“Son notables los efectos del cambio climático ya que se está modificando el régimen de lluvias intensas pero de poca duración con escurrimientos torrenciales que reducen la posibilidad de infiltración y la recarga del acuífero”.
También las nevadas que se generaban en la parte alta de la Sierra de Juárez han disminuido su intensidad.
Los efectos son el incremento de costos de bombeo, así como el deterioro de la calidad del agua subterránea; por lo que es necesario proteger al acuífero de un significativo desequilibrio hídrico que pudiera llegar a afectar las actividades socioeconómicas que dependen del agua subterránea en esta región.
Lo anterior demanda el establecimiento de acciones y medidas para regular y ordenar la extracción, explotación, aprovechamiento y uso del recurso hídrico subterráneo, con el propósito de estabilizar el acuífero y llevarlo a un nuevo régimen de equilibrio hidrológico.
Los nuevos lineamientos se basarán en los artículos 7 y 7 BIS de la Ley de Aguas Nacionales, relativas a la protección, mejoramiento, conservación y restauración de acuíferos; a la atención prioritaria de la problemática hídrica en acuíferos con escasez del recurso.