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Evidencias y testimonios hunden a presunto decapitador

Aun no se han recuperado todos los restos

El último lugar en Villas del Prado, donde pudo estar la pareja asesinada.

Nota publicada el 8 de junio de 2017
por Elizabeth Vargas

Una serie de contradicciones del profesor Francisco Eloy ‘N” la última persona que vio con vida a Silvia González Galindo y José Hilarión Román Miranda antes de que desaparecieran es lo que llevó a los investigadores a convertirlo en el principal sospechoso primero y finalmente que fuera vinculado a proceso debido a las evidencias y testimonios recabados en su contra.

Estas contradicciones son de dos entrevistas fechadas el 26 de mayo y el 29 de mayo, la defensa intentó que fueran declaradas nulas ya que en una de ellas Francisco Eloy dijo a la policía ministerial que él había puesto una trampa a los esposos porque desde febrero presuntamente era víctima de una extorsión de una banda que opera en Monterrey o en México, quienes le exigieron que les pusiera a José Román, a cambio de no hacerles daño a sus hijas.

En ambos casos, pese a la petición de la defensa de que se declarara esta nulidad, los testimonios del imputado no solo fueron aceptadas como parte de la carpeta de investigación sino que fueron considerados elementos que lo vinculan como presunta parte activa en este crimen.

La audiencia que se celebró este miércoles, citada a las 8:15 de la mañana inició a las 8:31 y en esta el imputado con un overol naranja y con el cabello cortado a ras, como la mayoría de los presos fue acompañado por dos defensores públicos, aunque se presentaron dos privados que tomarán el caso posteriormente.

En el testimonio inicial, Francisco Eloy confirmó que el día 25 de mayo, el último día que vieron con vida a José y a Silvia, él había visitado a la pareja porque pretendía ofrecerles en venta una casa que estaba en Villas del Prado y que habían negociado les podría dejar en 500 mil pesos.

Fue primero a las 13:00 horas por José Hilarión Román a bordo de su vehículo un Volkswagen Touareg 2007 color gris, pero el ahora occiso estaba bajando un saco de cemento para hacer algo en casa y le dijo que más tarde iría con él, porque debía esperar que el cemento se secara, de lo que fue testigo uno de los hijos de la pareja.

Posteriormente regresó a las 17:30 horas y entonces sí, la pareja subió con él confiada que los llevaría a ver la propiedad, pero fue la última vez que los vieron con vida.

Según el mismo imputado, los llevó a ver la casa en Villas del Prado, entró al patio y estuvo alrededor de 10 minutos en el lugar con ellos y luego subieron de nuevo al vehículo y los regresó a su hogar en Valle Verde.

El 26 de mayo, un día después de la desaparición, la hija de Francisco Eloy fue entrevistada por la policía ministerial y al cuestionarle sobre su padre, dijo que tenía dos semanas sin verlo.

Agregó que el día 25 de mayo, llegó alrededor de las 15:00 horas a la casa que por cierto fue regalo de bodas de su papá, ya no salió y se quedó todo el día dentro con su esposo.

No escuchó que se abriera la puerta del patio de la casa que está totalmente enrejada o que los perros ladraran, por lo cual estaba segura que su papá no había estado en ese lugar ni pretendía vender la propiedad.

Tres días después, el 29 de mayo, en una nueva entrevista y ya habiendo aparecido las cabezas de José Román y Silvia, el profesor Francisco Eloy cambió su historia.

Si bien repitió cómo los había sacado de la casa y en dos ocasiones había acudido a ella en un mismo día, aseguró que desde el mes de febrero había recibido una llamada con un número desconocido y lada de México o de Monterrey.

Le indicaron que tenía una hija viviendo fuera en Monterrey y a su otra hija vigilada.

Asimismo le advirtieron que se comunicarían de nuevo y que esta llamada se repitió en el mes de marzo.

Luego en abril, cuando llegaba a su casa alrededor de las 23:30 horas un vehículo con tres hombres jóvenes se estacionó fuera y le preguntaron por una persona y luego se fueron.

Momentos después recibió una nueva llamada del desconocido que le indicó que esas personas trabajaban con él y si no quería que le pasara algo a sus hijas tenía que hacerles un servicio. “Necesitamos que entreguen a José Román”

En abril la misma persona presuntamente le dijo que el tiempo se acababa y que tendría que hacerle el servicio y entonces le dio un nombre, el de su amigo José Román lo que le causó gracia. No le avisó a nadie lo que ocurría ni a su amigo o sus hijas, ni lo denunció.

En mayo recibió otra llamada y finalmente el 25 le llamaron de nuevo para decirle que se acababa el tiempo y si no hacía lo que le decían “se chingarían a sus hijas”.

Ese 25 de mayo fue por su amigo el Profesor José Román, con quien tenía 30 años de amistad, habían trabajado en la misma escuela y ambos eran jubilados, los visitaba con regularidad y la familia de él lo conocía.

Pero cuando llegó como estaba bajando sacos de cemento le pidieron que regresara más tarde e incluso en este lapso uno de los hijos le comentó que el vehículo que traía estaba muy bonito, se trataba del Touareg gris.

Regresó a las 17:30 horas y entonces la pareja se subió con él al vehículo y los llevó con rumbo a Villas del Prado a la casa que presuntamente les vendería.

Supuestamente al llegar lo estarían esperando y presuntamente había un vehículo estacionado y de él bajaron tres hombres de los cuales solo puede describir a uno como alto de 1.80 metros corpulento con pantalón de mezclilla azul camisa manga larga guinda, cabello corto y barba un poco crecida. Sin armas.

Luego se acercaron a José que estaba del lado del Copiloto y le dijeron “bájate” y lo vio sorprendido y solo dijo ‘ay Paco, ay Paco” -y se puso a llorar-

Declaró que ‘no estaba contento con lo que estaba haciendo”.

No precisó el tipo de vehículo en que se los llevaron, ni hacia dónde se dirigieron, solo que una hora y media más tarde compró un café para llevárselo a su novia.

Regresó a las 23:30 a su casa y se quedó ahí.

No avisó a nadie lo que había ocurrido, ni reportó los hechos, señaló la fiscalía.

En esta misma declaración confesó que lo que había dicho inicialmente era una mentira y luego autorizó a la policía a que revisaran su vehículo y su teléfono.

Evidencias

Dentro de las evidencias que fueron presentadas en este caso, destaca el hallazgo del teléfono del ahora occiso José Hilarión Román que fue hallado en la calle Ensenada y por una persona, Benjamín ‘N” quien caminaba rumbo a su trabajo.

Horas más tarde esta persona recibió una llamada de uno de los hijos de la víctima y le pidió que no hiciera nada con el celular y más tarde hizo entrega de dicho aparato a la policía.

Asimismo por medio de una aplicación de Google se confirmó mediante GPS que el último lugar en que estuvo encendido el teléfono de Silvia la esposa del profesor fue en Villas del Prado.

Otra evidencia es la camioneta Volkswagen Touareg 2007 color gris que al ser revisada tenía manchas marrón en diversas áreas y de acuerdo a las pruebas del luminol resultaron ser de sangre humana.

Los resultados del ADN de estas pruebas, aunque estaban listas, no pudieron ser presentadas en la audiencia por la presentación de una incidencia de la defensa para que no se entregaran aún, al igual que los resultados de un cateo en la casa a donde presuntamente fueron llevados por última vez, en la calle Cedros de Villas del Prado.

Otra prueba es un video de una de las casas vecinas de Valle Verde y otro video de un vehículo con las mismas características en el sitio donde fue abandonado uno de los torsos en Tijuana en la calle 33 de la Colonia Pinos de Agüero en la delegación de Sánchez Taboada.

La necropsia

La necropsia de los cuerpos arroja que la pareja estaba viva cuando los decapitaron. Ambos presentaban choque hipovolémico por lesiones en los grandes vasos del cuello con objeto cortante.

A la fecha se tienen dos cabezas y dos torsos con los brazos, faltan por localizar las piernas de ambos ya que él o los homicidas desmembraron los cuerpos.

Vinculación a proceso

Con estos testimoniales y evidencias este miércoles la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) a través del Ministerio Público logró la vinculación a proceso de Francisco “N”, de 52 años de edad, imputado por el delito de Homicidio Calificado por premeditación y traición en grado de coautor, en agravio de los maestros en retiro Silvia González Galindo y José Hilarión Román Miranda, con quien el imputado tenía una relación de amistad desde hace 30 años.

El Juez Ernesto Gallegos Flores admitió esta información de la carpeta de investigación por lo cual el presunto homicida en calidad de coautor, seguirá en prisión preventiva como medida cautelar.

Los Agentes del Ministerio Público solicitaron al Juez un plazo de cinco meses para la investigación complementaria que concluye el próximo 8 de noviembre.

Entre las pruebas que faltan por recabar están: antecedentes del profesor Francisco Eloy ‘N”, probables partícipes, entrevistas con testigos, solicitud desglose telefónico, telefonía, genética AFIS y la búsqueda de las extremidades que faltan.

Antecedentes de esta información:

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