Aun cuando funcionarios del sector económico no pierden oportunidad en platicar todas las bondades que ha tenido el paquete de reformas implantadas por el Gobierno Federal, la realidad es que los resultados no terminan de aterrizar en el bolsillo de los mexicanos.

En este lado del país, entre que somos frontera y nos afecta más el dólar, los gasolinazos y que algunos no terminan de reponerse del IVA a 16 por ciento, las cosas a nivel de calle no presentan un panorama muy halagador.

El aumento en el robo simple es una expresión directa de que hace falta dinero circulante en las calles: joyas, electrónica, electrodomésticos y herramientas... cosas de valor fácilmente cuantificable que pueden dejarse con facilidad en una casa de empeños de pocos escrúpulos o simplemente ofertarse por una mínima cantidad al primero que pase.

El nuevo sistema de justicia evita que autoridades preventivas puedan intervenir a una persona, aunque a leguas se vea como sospechoso y todavía tenga en sus manos algo que pudiera haber sido robado recientemente.

Atar las manos de las policías municipales sin duda puso freno a las posibles injusticias, pero también eliminó la posibilidad de actuar de manera oportuna y las consecuencias de impunidad debemos cargarlas todos.