Sin fotografías que recuerden el momento, sin el llamado a medios de comunicación para que cubran la nota y vean lo buena persona que es.
Sin una intención para convertirse en candidato y sin la sonrisa falsa de los funcionarios que entregan apoyos con recursos ajenos y se colocan la medalla del “yo soy bueno”.
Una persona anónima le regaló una silla de ruedas a Daniel, el indigente, que al quedarse dormido, se la robaron y su amigo lo colocó en un carrito de supermercado para llevarlo a pasear.
Hoy Daniel, feliz y algo ebrio, recorre las calles en su silla de ruedas de brillante color azul, sin poder precisar quien fue la persona que en un acto desinteresado y humano le llevó la silla.
A esa persona anónima, que se enteró de la necesidad de Daniel e hizo el esfuerzo por hallarlo y auxiliarlo. De todo corazón muchas gracias.
Ensenada Net.