Los propietarios del edificio ubicado en la calle séptima y Miramar, cuya manzana en su conjunto tiene un importante valor histórico, desmontaron la estructura metálica que instaron hace un mes con el propósito de modificar la fachada.
A finales de julio los arquitectos y comunidad en general expresaron su descontento por ciertos cambios en el diseño que una empresa constructora intentó realizar en la imagen de lo que parece será un restaurante.
El director de Control Urbano y Catastro, Humberto Morales Ríos, informó que tras una visita de inspección encontraron que la obra no tenía permiso de construcción por lo que el proyecto de remodelación fue suspendido y quince días después pidieron que removieran los materiales.
Como resultado de los movimientos que se realizaron en el inmueble se pueden ver daños en las paredes del edificio. La autoridad no puede actuar en contra del responsable porque el edificio no es patrimonio de la ciudad y es imposible imponer multas por alterar la arquitectura.