Lo entrevistó, Guillermo Pérez Verduzco otro periodista y conductor de televisión quien preguntó a Jacobo Zabudosky, que era lo más importante que tenía un reportero.

Su pregunta, buscaba que Zabludosky revelara como había logrado algunas de las entrevistas más relevantes del siglo con personajes que eran íconos de diversas disciplinas de la época, Dalí, María Félix, Fidel Castro, Cantiflas y cientos más.

Zabludosky respondió sin dudar, que para él lo más importante había sido su segundo apellido.

El entrevistador, lo vio con sorpresa y Zabludosky sin dejar de sonreir, le explicó, si, mi segundo apellido Jacobo Zabludosky de Televisa.

Y era cierto.

Los reporteros, no pocas veces, pierden el piso y pretenden que las puertas que se abren, los datos que se filtran, el buen trato que se da, las fiestas a la que invitan o los privilegios de tener acceso a sitios a los que nadie mas puede entrar es por la persona, pero eso es una gran mentira.

A los periodistas, se les trata bien o se les trata mal por causa del segundo apellido, el del medio que representan y se convierte en la identificación cuando se trabaja.

Ese mismo segundo apellido es por que el nos odian, nos amenazan y nos agraden o no nos dejan entrar ni acercarnos a tomar fotografías aunque sea vía pública. Es por la fuerza que puede tener un medio y la credibilidad o mala fama.

A nadie le importa la persona, sino el medio y eso lo tenía muy claro Zabludosky.

Es precisamente haber sabido lo que significaba el segundo apellido, que a pesar de su salida de 24 horas y de Televisa, nunca dejó de estar vigente, y ejercer uno de los oficios, mas entretenidos e interesantes del mundo.

Además que se le reconociera siempre pese a los grandes yerros que pudo tener como el periodista más importante de México durante varias décadas.

Descanse en paz.