El animal una enorme hembra charolais de color miel e imponente cornamenta, era trasladada en una carreta jalada por un vehículo y su propietario la reconoció cuando era sacada de la zona de agostadero cercana a San Antonio Necua en el Ejido Ignacio Zaragoza.

El propietario Don Providencio Rangel Lara quien es el Presidente de la Asociación Ganadera de Valle de Guadalupe explicó que al ver a su ganado en un vehículo ajeno, decidió seguirlo de cerca, solo para confirmar que era descargada en Ensenada en el Rastro Municipal.

En este sitio, ya que la vaca había sido entregada, el afectado reclamó la propiedad del animal, que era transportado por Jesús Avilés Gómez a quién se la entregó el presunto vendedor del Valle de nombre Florencio Castellanos Ramírez, todo de acuerdo al documento que le presentaron al propietario y al rastro.

Además de la vaca de Don Providencio, otro vacuno era trasladado en la misma unidad una propiedad de Rafael Velásquez Comisariado Ejidal del Ignacio Zaragoza, donde los animales como en casi toda la zona costa, pastan en los agostaderos.

Esta pieza tampoco traía documentos por una razón simple “ellos no la vendieron”

Ambas vacas, precisaron sus dueños, no traen guía de traslado como establece la ley, ya que los transportistas no llegan a delegación a documentar, simplemente se las roban y en algunos casos, les colocan un nuevo herraje para falsear documentos y tratar de hacer parecer que los animales si fueron adquiridos.

Pero con todo y eso el problema es que todo apunta a que el rastro recibe y sacrifica sin documentación completa, y sólo en este caso debido a que los propietarios llegaron a tiempo, se detuvo el sacrificio y las vacas quedaron en los corrales en espera de aclarar la situación.

Por su parte el Administrador del Rastro Municipal Ramón Rodríguez, aseveró en entrevista televisiva “que no se permite el ingreso de animales sin la debida documentación, lo cual debe constar de una guía de traslado y o una factura”.

Luego mostró un papel “hay documentación es una factura que se cuenta aquí al momento de que se ingresó ese ganado como en todos y cada uno de los casos que se recibe el ganado, se debe de traer una guía de tránsito expedida por una autoridad facultada para eso, lo cual puede ser la unión ganadera, fomento agropecuario o las propias delegaciones”

Agregó: “Aquí tenemos los documentos; dice que son propiedad de la persona que los trajo y que son 4 vacas…la patente se exige en el acuerdo del comprador vendedor se pone el herraje y hay un reconocimiento de ambas partes y en este caso lo que se presentó fue una factura con la patente del que esta vendiendo el ganado”.

Pero: “hay una denuncia de un posible delito de abigeato, es una denuncia y las otras autoridades son las que tienen que llevar a cabo esa investigación. Nosotros nos deslindamos completamente y al igual en su caso fomento agropecuario porque ya es otra instancia que interviene aquí.

Mientras esto ocurría, los propietarios de los animales confiaron que uno de los problemas por el cual el robo de ganado “abigeato” ha crecido en la zona costa, tiene que ver con la indiferencia de los ministerios públicos para integrar las averiguaciones.

En este caso, Don Providencio, aclaró que saben que tendrían que interponer una denuncia, pese a que el transportista de las vacas, les dijo a los dos ganaderos que les regresaba los animales y ahí quedaba el asunto.

Pero aunque hubiera sido mejor que dar las vueltas que hacen dar los Ministerios Públicos y que resulta muy costoso, este día, iniciarían el proceso para que se investigue un asunto en el cual, si las autoridades no forman parte de la red de robavacas, por lo menos han sido omisos en el combate de este problema.

En este caso, cada una de las vacas es tasada en el rastro en 32 pesos por kilo que es como la pagan en canal, lo que arroja un valor de aproximadamente 7 a 8 mil pesos que es lo que cuestan los animales.

En casi todos los casos, los animales simplemente desaparecen, pero en este, la autoridad no tiene para donde hacerse porque las vacas, dos con propietario y otras dos que no se sabe de quien son, están retenidas en el rastro, hay nombres de los que transportaban y las vendieron además de que los propietarios supieron su paradero porque las miraron y la siguieron, no por una investigación, en la cual, al parecer solo resta, hacer justicia.