Esta ineficacia previa, tendrá efectos desastrosos, en la decisión de semiparalizar actividades económicas en gran parte del país y llevará a la defunción de miles de empresas mexicanas, seguida por desempleo y problemas sociales.

Las más afectadas serán aquellas dirigidas al entretenimiento y servicios, bares, hoteles, restaurantes, cines, teatros, escuelas, guarderías privadas las cuales enfrentan cierres preventivos y cancelaciones, sin llevar por ahora aparejado un paliativo.

Vamos, no hay un proyecto de apoyo real, pero sí una amenaza velada, se sancionará a los patrones que no sean “tolerantes” con enfermos o trabajadores que tengan temor de salir.

Sin embargo, mientras se exige esta “tolerancia” no se ha planteado hasta ahora por parte del mismo gobierno y las instituciones que controla, un mecanismo para que las empresas que serán afectadas por estos cierres temporales logren sobrevivir.

Las empresas seguirán pagando rentas, luz, agua, seguro social e impuestos y derechos, además de salarios, sin que para éstas, en muchos casos haya los ingresos suficientes para sobrevivir.

Es posible que las empresas más grandes sobrevivan, siempre y cuando tengan los recursos económicos para soportarlo, algo casi imposible dado que se registra, en uno de los momentos más críticos de la economía mundial, nacional y local.

Sin embargo para las empresas medianas, pequeñas y micro, la posibilidad de sobrevivir a la infección del virus de “la Influenza económica” es casi nula.

No fueron vacunadas a tiempo y se encuentran en un periodo de franca deficiencia inmunológica, donde si no se les inyectan las medicinas necesarias (créditos, convenios, condonaciones y plazos de pago más largos, tasas de interés mas bajas, entre otras medidas ) simplemente se morirán.

El problema es que para algunas, esta parálisis económica derivada de la emergencia sanitaria será un golpe mortal, que finalmente como en un círculo interminable, se vendrá a reflejar en una crisis subsecuente que arrastrará a otras que aunque no estaban tan graves, recayeron por esta paralización.

Vamos, si usted pensaba que la crisis estaba fea y que ya estábamos en la peor parte, en la realidad, estamos entrando a un túnel oscuro del cual por ahora no se ve ninguna luz.

Esperemos que al mismo tiempo que el Estado ha asumido el control de esta emergencia sanitaria, logren entender la gravedad de lo que sigue, la emergencia económica que viene y que agravará la ya precaria situación económica de millones de mexicanos.

Es un momento para actuar, para tomar decisiones económicas tan contundentes como las que se han tomado en torno a la influenza porcina y que vista inicialmente por Carstens como “un catarrito” era también una Neumonía epidémica, derivada de un virus fuera de control.

P.D. Abreviando: “o todos coludos o todos rabones”.